Psicosis Dosier


 
4.48 Psicosis, de Sarah Kane

Un monólogo que dialoga a solas con el espectador y cuyo verdadero escenario es la propia conciencia del público: un espacio psíquico donde no existe maquillaje o elementos de atrezzo y donde podemos ver escenificado lo que no nos atrevemos a pensar, a sentir, a ver de nosotros mismos…

Un reflejo de un mundo que se destruye a sí mismo, de la locura al suicidio. Una metáfora sobre el mal de nuestra civilización, capitalismo y depresión, síntoma de crisis y toma de conciencia de la necesidad de un cambio de rumbo…

Una “obra maestra”, según Harold Pinter.


Índice

  • Sobre la Cía. Teatro en Tránsito                                                           

  • Por qué aquí y ahora 4.48 Psicosis                                                        

  • Texto del director                                                                                     

  • Génesis del proyecto: Edward Bond                                                  

  • Reparto                                                                                                   

  • Sobre Sarah Kane                                                                                    

  • Fragmento                                                                                                 

  • Sobre 4.48 Psicosis                                                                                  

  • Sarah Kane y el movimiento In Yer Face Theatre                               

  • Biografías
Beatriz Argüello es Ella                                                                           
Carlos Aladro es el director                                                                  
Federico Aladro es el productor                                                         
Cecilia Molano es la escenógrafa y figurinista                                              
Ion Aníbal es el diseñador de iluminación                                         
Ángel Galán es el músico                                                                        
Daniel Abreu es el coreógrafo                                                              
Íñigo Rodríguez-Caro es el aydte. de dirección                               

  • Información práctica y contactos                                                      



Teatro en Tránsito. Una joven compañía independiente formada por profesionales del teatro

Teatro en Tránsito es el nombre con el que Carlos y Federico Aladro han bautizado un proyecto que aspira a ser el primer peldaño en la creación de una compañía de teatro independiente con vocación de servicio público, y para el que han reunido a un grupo de profesionales jóvenes de reconocida y dilatada trayectoria en el teatro madrileño.

A partir de una concepción del teatro como bien cultural, como lugar de encuentro, Teatro en Tránsito pretende abordar la puesta en escena de obras y textos del repertorio universal, y ponerlas al alcance de los ciudadanos. Aunando la experiencia de creación y gestión en el teatro institucional e independiente, los conocimientos técnico-artísticos, la concepción eminentemente lúdica del hecho escénico y el compromiso de un cualificado grupo de profesionales, pretendemos generar espectáculos con aspiración de llegar a la mente, los corazones y los cuerpos de los espectadores.

Desde una visión y una sensibilidad contemporánea, queremos encontrar los puentes de comunicación con el legado literario-dramático de todos los tiempos, a través de la creación de puestas en escena actuales en el sentir y en el hacer, y que al mismo tiempo nos transporten a los propios orígenes de los textos, poniéndonos en comunicación con la historia, con nuestra herencia artística, cultural y sentimental. Disfrutando del tránsito entre el pasado y el futuro, de la experiencia única e irrepetible del teatro en presente.

Su historia

Para su debut, Teatro en Tránsito llevó a escena El cuerdo loco, un texto de Lope de Vega apenas conocido del que no se tienen noticias de que haya sido representado alguna vez. Un texto perfecto por sus características para ofrecer un trabajo de investigación actoral inusual en el Teatro Clásico español, con un esquema de personajes que se salía del modelo al uso, y donde tanto los personajes masculinos como femeninos se mostraban excesivos en su conducta, adentrando al espectador en el universo propio de la tragedia renacentista, y formalmente muy cercano a las tragedias inglesas post-isabelinas. Un ejercicio de cuerda locura en la recuperación de esta pieza poco conocida de Lope de Vega, llena de fascinantes desafíos artísticos y de mensajes y situaciones que, de nuevo y como siempre, los clásicos nos devuelven como plenamente actuales.

El cuerdo loco, con un reparto de lujo encabezado por Israel Elejalde, Beatriz Segura, Manuela Paso, Juan Ribó y Chema Ruiz, Álex García, Quique Fernández, Emilio Gómez y Toni Márquez, se estrenó en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, dentro del Festival Clásicos en Alcalá, el 18 y 19 de junio de 2008. También se pudo disfrutar en la Iglesia de las Bernardas el 30 de junio y el 1 de julio, dentro del Festival de Almagro; en la Corrala Palacio del Caballero, dentro del Festival de Olmedo, el 24 de julio; el 17 de enero de 2009 en el Teatro Federico García Lorca, de San Fernando de Henares; en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes, del 4 de febrero al 8 de febrero; en el Teatro Palacio Valdés de Avilés, el 13 de febrero, y en el Teatro Adolfo Marsillach de San Sebastián de los Reyes, el 15 de febrero.

15 funciones donde dimos a conocer al espectador una obra olvidada de Lope de Vega y en la que pretendimos hacer disfrutar al espectador de la manera que sabemos: haciendo teatro arriesgado y de calidad.

El siguiente peldaño que subimos fue llevar a escena Otro no tengo (Have I None), de Edward Bond, un autor desafortunadamente desconocido en España con una obra enriquecedora que habla del presente más inmediato desde una rotunda lucidez. Y lo hicimos con gran éxito y en colaboración con la compañía Grumelot, un grupo de jóvenes e inquietos creadores, aunando fuerzas y talentos. La obra fue estrenada el 5 de diciembre en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid, para iniciar posteriormente una gira en las Islas Canarias.
Edward Bond es el dramaturgo vivo más importante de la segunda mitad de nuestro siglo XX y paradójicamente un autor desconocido en España y apenas traducido al castellano. Ésta fue la primera vez que Have I None fue traducida al castellano y representada en nuestro país en lengua castellana, en una obra de gran interés y actualidad sobre una sociedad despojada de su humanidad. Una parábola futurista que advertía sobre los instrumentos de control de nuestras sociedades y los que las gobiernan con un poder que podría convertirse en absoluto y donde el pensamiento y la memoria han sido prohibidos. La deshumanización, el control absoluto sobre las acciones de los hombres, el totalitarismo, eran puestos sobre el escenario.


Por qué aquí y ahora 4.48h. Psicosis. De la locura al suicidio y de la necesidad de un nuevo rumbo
Desde hace unos años, la breve obra dramatúrgica de Sarah Kane está siendo un poco más conocida por el público español. Sus obras sólo han sido traducidas al castellano para su directa representación, aunque en el resto de Europa sus piezas dramáticas sean referentes centrales dentro de la discusión académica sobre el teatro de los últimos años. El Teatro Pradillo dedicó en 2004 un Ciclo de Autor a la representación de la obra de Kane, y el Colectivo El Astillero llevaba a escena en 2009 4.48 Psicosis, dirigida por Guillermo Heras, junto a Ganas de matar en la punta de la lengua, de X. Durriger, dentro del proyecto Crónicas del desasosiego. El Teatro Fernán Gómez-Centro de Arte acogió casi al mismo tiempo -febrero de 2009, justo cuando se cumplían 10 años de la muerte de Kane-, la versión dirigida por Luciano Cáceres, con traducción de Rafael Spregelbrud, e interpretada por la actriz argentina Leonor Manso. También Isabelle Huppert interpretó a Kane.
Con 4.48h. Psicosis de Sarah Kane queremos continuar con la línea de investigación de Otro no tengo acerca de un mundo que se destruye a sí mismo, acerca del fracaso de una vida, de la imposibilidad de ser salvados por una sociedad que se apaga y cuya tolerancia al sufrimiento desconoce límites. Kane evidencia un sistema en el que no hay tiempo ni ganas para conectarse con el propio dolor, y menos aún con el dolor ajeno, de ahí que todos estemos anestesiados ante el sufrimiento, “empastillados” e incapaces para ver la luz y para conectarnos con lo real. La destrucción es lo único permanente. La autora sintetiza la energía de sus sentimientos en este “relato”, que habla de un asunto que siempre ha rozado la oscuridad de la prohibición: el suicidio, el asesinato de uno mismo, un crimen que habitualmente se esconde. Un cuento terrible para tiempos difíciles que comenzamos con la obra de Bond, de cuya lectura extrajimos, en su momento, un homenaje al suicidio de la controvertida autora británica Sarah Kane. No en vano, el personaje principal de Otro no tengo se llamaba Sara y ella misma, al final de la obra, terminaba con su vida.

Pensamos que esta obra de Kane es imprescindible hoy y en España porque profundiza, como bien dice Jorge Dubatti -edición argentina de Ansia y 4.48 Psicosis, Ed. Losada, 2006- los vínculos metafóricos entre capitalismo y depresión, Occidente y enfermedad, existencia cotidiana y tragedia. “El teatro de Sarah Kane parece expresar hasta sus últimas consecuencias el mal de nuestra civilización, de la locura al suicidio. La vida y la obra de Kane pueden interpretarse como síntoma de crisis y toma de conciencia de la necesidad de un cambio de rumbo”. Quizá sea la razón por la que un dramaturgo como Harold Pinter calificase a 4.48 Psicosis de “obra maestra”, anteponiéndose a la crítica del momento, que detestaba de Sarah Kane su riesgo.

La esperanza radica en cambiar esa vida, esa tendencia, para lo cual el ser humano tiene que recuperar la capacidad de vivir y solidarizarse consigo mismo y con el prójimo. Apostamos por el teatro que revela cosas ocultas, que mira por el ojo de la cerradura. El teatro es único en su expresividad y comunicación, porque supone al hombre mirándose a sí mismo, sin intermediarios y porque en él se abordan las grandes cuestiones del ser humano.






Un tributo imposible a la vida
No es una vida que yo pueda tolerar.
Me amarán justo por aquello que me destruye
            la espada en mis sueños
            el polvo en mis pensamientos
            la enfermedad que se engendra en los pliegues de mi mente
Cada cumplido se lleva un trozo de mi alma

Cuando decidimos entrar en el mundo de Edward Bond no éramos conscientes de la enormidad a la que nos asomábamos. Sigo pensando firmemente que el legado dramatúrgico y teórico de Bond, o bien caerá en el olvido total devorado por los gigantes del éxito a cualquier precio, o será reivindicado como uno de los hombres de teatro más lúcidos y honestos de nuestra época. Ha sido precisamente al indagar con algo más de profundidad en su reflexión sobre la naturaleza y sentido del hecho teatral en el final del convulso s. XX y el advenimiento del tecnológico s. XXI donde hemos encontrado un motivo ineludible de traer de nuevo este texto de Sarah Kane a las tablas.
4.48 Psicosis es una consecuencia inesperada pero absolutamente lógica de la trayectoria que estamos intentando transitar como compañía estable, experimental y comprometida con la idea y la acción de un teatro al servicio público. El legado final de Sarah Kane es un grito de dolor desesperado y al mismo tiempo, y precisamente porque ese grito fue plasmado, escrito y dejado ahí, un canto profundo a la esperanza. Una esperanza que en todo caso no fue suficiente para hacer creer a su autora, que el viaje merecía la pena.
Un proyecto de esta naturaleza necesita en todo caso de un elemento absolutamente imprescindible: la actriz que va a poner esos textos en acción. La voluntad, entusiasmo y compromiso que Beatriz Argüello ha puesto en el desarrollo de este proyecto son precisamente los ingredientes justos y precisos para hacerlo posible. De esa manera el equipo ya consolidado de colaboradores artísticos de Teatro en Tránsito se amplía ahora con la participación de una de las actrices más interesantes del panorama teatral, y con una de las trayectorias de trabajo más sólidas y comprometidas de su generación, en el esfuerzo por hacer de este texto un lugar de encuentro para la imaginación, la emoción y la reflexión sobre las condiciones psicóticas del mundo que nos está tocando vivir.
Beatriz Argüello será entonces la voz, y de hecho todas las voces, de la conciencia de su autora. No será aquello que la destruyó lo que nos interesa, sino precisamente el sentido profundo de lo que la movió a escribir teatro, el vector por el que intentaremos obtener la fuerza y la inspiración para seguir creando espectáculos al margen de las corrientes dominantes, absolutamente comprometidos con una praxis escénica que realmente devuelva la espectador su condición de ciudadano activo.

Carlos Aladro, marzo de 2010.
La génesis del proyecto: Edward Bond


“Tenemos que empezar a pensar en épocas de entendimiento –en oleadas de novedad– cuando los argumentos del viejo paradigma ya no son reales, actuales, significativos. Estamos atrapados en nuestro conocimiento. Se podrá escapar de él a través de la inocencia radical, aboliendo todas las ideología;, lo que sólo se puede conseguir entendiendo como la inocencia es corrompida y como la razón participa de la imaginación. Creo que cuando Galileo contó las lunas de Júpiter Auschwitz era inevitable. No se trata de una teoría determinista, puesto que creo que nuevos paradigmas de conocimiento son posibles. Pero no puedes saltar directamente desde los sacrificios humanos ancestrales hasta la democracia consumista del s. XXI. Lo que considero que es posible es un nuevo entendimiento sobre cómo el entendimiento humano progresa, y de esa manera el paradigma cautivo del pasado, que era inevitable, deja de serlo. Pero para que eso sea posible, los procesos a través de los cuales la gente se recrea a sí misma –la escena y los media– deben ser diferentes. Creo que hay muchas corrientes en el teatro que buscan esto: Artaud y su indignación, Brecht y su (soi-dissant) “razón”, la preocupación por la psicología del individuo, Beckett y su mapa de la desesperación: todos ellos prescinden de un teatro total que pueda describir nuestras vidas, y nos introducen directamente en el acto de la auto-recreación.

El problema está así conectado con Sarah Kane. Su suicidio debe de ser comprendido. Era la dramaturga más dotada de su generación. Se dice que se suicidó porque estaba clínicamente deprimida. ¿Qué significa eso para un escritor? No se trata de que su muerte tuviera una causa, sino de que su vida carecía de incentivos. No veía futuro para el teatro y por ello ninguno para ella. Pero es posible ver un futuro para el teatro. Sus obras presentan la necesidad de ese teatro.”


Fragmento de Carta sobre Brecht, de Edward Bond a Rudolf Rach, 18 de marzo de 2000.


The Hidden Plot, Ed. Metheun Drama, 2000.










REPARTO
Interpretación
Beatriz Argüello


EQUIPO ARTÍSTICO
Dirección
Carlos Aladro
Traducción
Carla Matteini
Escenografía y Vestuario
Cecilia H. Molano
Iluminación
Música y Espacio Sonoro
Ion Aníbal
Angel Galán
Colaboración coreográfica
Daniel Abreu
Diseño Gráfico
Cecilia H. Molano

Dirección de producción
Federico Aladro
Ayudante de Producción
Carlota Gaviño
Ayte. de dirección
Íñigo Rodríguez-Claro


Comunicación y Prensa
Alexis Fernández (En Cursiva Comunicación)
Fotografía
Julián Villanueva





Duración del espectáculo: 60 min. aprox.




Sarah Kane: la existencia desesperada y el éxito de su escritura
Nació en Essex el 3 de febrero de 1971 y pronto manifestó un obsesivo interés por el teatro. Estudió Arte Dramático en la Universidad de Bristol (licenciada con matrícula de honor) y posteriormente realizó un curso de dramaturgia en la Universidad de Birmingham.
Trabajó como actriz en cuatro espectáculos –Work, de Vincent O’Connell, Victory de Howard Baker y de sus propias obras Cleansed y Crave-, y fue directora de teatro -llevó a escena Woyzeck de Georg Büchner en el Gate Theatre de Londres en 1997, desvelando ya su fascinación por los personajes alienados, la locura, el crimen, la muerte-, además de dirigir algunas piezas de Shakespeare, Chéjov, Caryl Churchill, Clare MacIntyre, Joan Littlewood-. Pero pronto comenzó a decantarse por la escritura, con influencias literarias variadas, aunque con predilección por Edward Bond, Samuel Beckett, Howard Brenton y Georg Büchner.
En 1994 escribe su primer texto Sick (Enfermo), una trilogía de monólogos cuyos temas centrales son la violación, la bulimia y la sexualidad. Estos tres argumentos, junto al dolor, la crueldad, la tortura y el amor, serán sus ejes creadores. La crítica no supo como reaccionar ante aquella sucesión de violaciones, infanticidios y sexualidad herida. Durante este periodo, Kane ya padece síntomas de esa depresión que la llevaría a la muerte.
En 1995 estrena en el Royal Court Theatre Upstairs, Blasted (Reventado), que supuso un escándalo por la brutalidad de sus escenas, entre ellas una violación y actos de canibalismo. “Banquete repugnante de inmundicia”, sería el calificativo casi unánime de la prensa londinense. El dramaturgo Edward Bond salió en defensa de la autora, lo que supuso un espaldarazo para su trayectoria. Un año más tarde produjo Phaedra's love (El amor de Fedra), obra encargo del Gate Teatre, donde Kane dirigió su estreno en 1996, una relectura de Fedra de Séneca, cuyo personaje principal, enamorada fatalmente de su hijastro, Hipólito, se suicida. Aunque Sarah Kane se mostraba abierta, dinámica y lúcida en público, la autora se encontraba cada vez más dominada por la depresión maníaca que padecía. De hecho las dos obras que estrena en 1998 hablan sobre la violencia de psiquiatras y el dolor de enfermos con trastorno mental: Cleansed (Purificado), escrita en 1997 y estrenada en abril de 1998 en el Royal Court Theatre Downstairs, el montaje más costoso de la historia de este teatro -el prestigio que tenía entonces la autora da fe de este hecho-, una obra que abunda en la brutalidad que caracteriza al teatro de Kane, y con acotaciones que resultan más próximas a los relatos o a los guiones cinematográficos; y Crave (Ansia), estrenada bajo pseudónimo (Marie Kelvedon, a través de la que construye un verdadero alter ego, inventándose una vida paralela) en el Traverse Theatre de Edimburgo, una pieza teatral que parece liberarse de la brutalidad que caracterizaba el trabajo anterior de la autora para adoptar un cierto lirismo, no obstante poco halagüeño.
En enero de 1999, Sarah Kane ingresa voluntariamente en el Maudsley Hospital de Londres mientras la crítica se rinde ante su talento. Cada vez más enferma, Sarah escribe para desahogarse un monólogo donde vuelca toda su desesperación, su deseo de vida y amor, pero que sólo halla una salida en el suicidio: 4.48 Psicosis, una carta de despedida del amor, de la vida, donde confiesa su dolor de la forma más abierta y donde la muerte domina en cada palabra, anticipando lo que iba a hacer. Tras terminar el texto, Sarah Kane intenta suicidarse tomando más de un centenar de pastillas, pero es encontrada a tiempo y trasladada al King's College Hospital. El 20 de febrero, allí, en uno de los baños, se ahorca con los cordones de sus zapatos, silenciando para siempre a sus fantasmas. Acababa de cumplir 28 años.
Spregelburd la define como una “chica simpática, un poco tímida y absolutamente apasionada, arrebatada por el acto de la escritura”. El rasgo más sobresaliente en ella era su pasión por la escritura. Fuera de esto luce como una muchacha absolutamente normal, de cabello rubio, corte estilo cadete, traslúcidos ojos verdes y semi-sonrisa irónica. Sólo a través de la escritura se desangra. Más que romper con lo establecido, Sarah lo apuñala, lo viola, lo devora.
Amaba la música de los Pixies, Radiohead y Elvis Presley y era hija de periodistas profundamente religiosos a quienes sin duda les horrorizó que su hija (tuvo sólo un hermano, Simon), además de quererse consagrar a los escenarios, manifestara inclinaciones lésbicas. Sus obras permiten asomarse al sufrimiento de no haber sido aceptada, ni siquiera tolerada. Nunca aludió a sus padres, excepto a través del elocuente parlamento de 4.48 Psicosis, su autobiografía psíquica: “Mierda. Mierda. Mierda por rechazarme al no estar nunca, mierda por hacerme sentir una mierda, mierda por desangrarme todo el amor y toda la vida que tenía, mierda mi padre por hacerme mierda la vida para siempre y mierda mi madre que no se fue a la mierda y lo abandonó, pero sobre todo, mierda Dios por hacerme amar a una persona que no existe.”
La breve existencia de Sarah Kane está cruzada por el infierno de una profunda depresión que se negaba a abandonarla y que la hizo transitar por múltiples hospitales, en busca de un equilibrio que no pudo conseguir. Drogas, fármacos, suicidios y el poderoso influjo de la muerte se cuelan por la obra de Kane como temáticas recurrentes, como obsesiones personales que, sin embargo, se universalizan en ambientes cotidianos, con personajes comunes y corrientes, vacíos, desesperados, angustia vital y existencial. La simbiosis entre las obsesiones personales de la autora y los conflictos escenificados en sus obras revelan la profunda convicción de Kane de crear desde la experiencia, desde lo individual que se transforma en universal frente a un mundo que pareciera no ofrecer salida o, al menos, una no tan expedita.
Sarah Kane es una de las dramaturgas más representadas en Europa, y su obra ha sido traducida al alemán, francés, italiano, español, polaco, griego, danés, portugués, neerlandés, rumano e incluso al gallego.

















Es a mí a quien nunca conocí, cuyo rostro está pegado por
el lado interno de mi mente



(4.48 Psicosis)


Sobre 4.48 Psicosis. El dolor de Sarah Kane
A las 4.48
cuando la desesperación visita
habrá de colgarme

[…] A las 4.48
cuando la cordura me visita
durante una hora y doce minutos estoy en mis cabales […]

[…] A las 4.48
                        dormiré.

Sarah Kane terminó de escribir 4.48 Psicosis poco antes de su suicidio y la pieza fue estrenada póstumamente el 23 de junio de 2000 en el Royal Court Theatre, el mismo teatro que dedicó en 2001 una temporada entera a reponer todas sus obras.
El título, que construye una certeza y en el que se vislumbran huellas poéticas del naturalismo y expresionismo teatral, además de una clara referencia bekettiana, alude a la hora en la que más suicidios se producen ya que, según las estadísticas, es cuando los efectos de los fármacos tomados la noche anterior terminan. La enfermedad aparece inscrita en el nombre de la obra sustanciándose en naturalismo, como la continuidad de la representación verista de casos clínicos en escena, en la tradición de la parálisis cerebral de Osvaldo Alving de Espectros de Ibsen o la locura final de Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo, de T. Williams[1]. En Kane, el desequilibrio emocional y mental se convierte en psicosis y termina en suicidio, mientras el texto registra su agonía, su dolor, un dolor que se vuelve hábito y cotidianidad, y del que desea salir, pero no puede.
La palabra es cuerpo, relación entre sensación y corporeidad, y el silencio, los largos silencios con los que ya comienza la pieza, son intensidad dramática y significado añadido. La emoción se hace palabra y silencio, aporta nuevas significaciones para que el espectador perciba la historia desde el lenguaje poético con el que Sarah Kane se arriesga. La autora somete a ese espectador al límite de sus emociones, llevando, asimismo, la escritura dramática a sus últimas consecuencias y mostrando al espectador, a través de ella, la disciplina de su inconsciente, el hábito y la línea de su pensamiento. El verdadero escenario es la conciencia del lector-espectador, un espacio psíquico que prescinde de utilería, escenografía o maquillaje.
4.48 Psicosis está escrita alterando continuamente la sintaxis y la puntuación, colocando mayúsculas en mitad de un párrafo, etc., un recurso expresionista para evidenciar el orden interior de la palabra en el inconsciente. También aparecen blancos en la página y recursos frecuentes en la escritura de la poesía del siglo XX, además de diálogos en mitad de una confesión, referencias literarias, incluso un informe médico. No faltan ironías. Sarah Kane devuelve al espectador la pasión por el teatro y le coloca frente a la tradición a partir de su idiosincrasia, de su idioma, del enfrentamiento con la vida, por más efímera que sea. El drama se centra dentro de esa mirada del tiempo y la vida que transcurren en el texto, convirtiéndose sus palabras casi en metadrama: un drama que habla del drama de la vida y del drama textual.
El concepto de personaje, asimismo, parece ponerse en crisis, deviniendo en multiplicidad de voces y donde no existe un yo explícito, una muestra de la imposibilidad de conexión con lo real a través de la palabra. La emoción, la sensación, se convierte en el otro, como un alter ego trasmutado en distintas voces de personajes. El procedimiento de la voz y las voces es una manera de no ser Sarah Kane. Anteriormente su obra Crave fue firmada con el seudónimo de Marie Kelvedon: la autora se había inventado, así, una biografía paralela, otra manera de no ser ella misma. En ello parece radicar la base de su depresión y de su obra, la imposibilidad de llegar a su esencia como ser humano, de conocer su alma, anegada por el vacío, la angustia y el dolor más profundo, anulada, preguntando si alguien puede nacer en el cuerpo y en la época equivocada o si, en su desfile de fantasmas, aparecerá la verdadera voz, la auténtica Sarah que ella misma desconoce.

Un monólogo que dialoga a solas con el espectador
“Títere fragmentado”, ya no puede tocar su yo esencial. Su enfermedad consiste en saber que nada tiene sentido porque todo muere, una “angustia congénita” que separa su cuerpo de su mente.

[…] Temo perder a aquélla a la que nunca he tocado

[…] ¿Cómo es ella?
¿Y cómo la voy a reconocer cuando la vea?

[…] Puedo llenar mi espacio
Llenar mi tiempo
Pero nada puede llenar este vacío en mi corazón
La carencia de identificación de esas voces ha hecho que a menudo esta obra sea representada como un monólogo femenino en el que su único personaje acaba suicidándose, aunque en otras ocasiones el desdoblamiento ha hecho aparecer en escena al personaje del doctor, su amante, un amigo cercano, etc. (como la producción polaca actualmente en el Barbican Theatre, a cargo de la compañía TR Warszawa, dirigida por Grzegorz Jarzyna).
Desde este punto de vista se puede entender 4.48 Psicosis como un monólogo con diferentes voces narrativas que se proyecta desde y hacia la muerte, cruzado por la enumeración caótica de decenas de fármacos, ansiolíticos, antidepresivos, calmantes, somníferos, analgésicos, que buscan demorar y desviar el fin ineludible y a la vez ansiado: el deseo de la muerte como un acto liberador. 4.48 Psicosis es la exhibición pública de las entrañas de Kane, la historia de una enfermedad (la piedra que nos ancla a un mundo en el que no queremos estar: la propia Sarah estaba plenamente conciente de ser su víctima favorita, con la que desplegó todo el arsenal del verdugo. Ella misma define su enfermedad como “la enfermedad de volverse grandioso”) en todo su desarrollo (a lo largo de la obra hay momentos en los que una de las voces se pregunta cómo parar, cómo salir, cómo evitarlo, con toda la dureza y el dolor acuciante). Una radiografía psíquica, un monólogo que dialoga a solas con el espectador, que intenta abordar el significado de la muerte en vez de sobre el significado de la vida, como si encontrando el sentido de la muerte pudiera encontrarse el de la vida.

La obra muestra qué es lo que pasa por la mente de una persona cuando ya no distingue lo real de lo imaginario, los recuerdos de lo fantasioso, los sueños de las pesadillas. Su suicidio expresado explícitamente, la visión psicológica del túnel, bien pudiera compararse con el de Sylvia Plath, materializado en sus poemas, el de Alejandra Pizarnik o con otros autores obsesionados con la muerte como medio de liberación.


Escribo para los muertos
los no nacidos

Después de las 4.48 no volveré a hablar más
He llegado al final de esta lúgubre y repugnante historia, la historia de una mente confinada en un cuerpo extraño, rechazada por el perverso espíritu de una mayoría moralmente intachable.

He estado muerta durante mucho tiempo
De vuelta a mis raíces, canto sin esperanzas en el límite[2]

Alexis Fernández
por favor abran las cortinas
(4.48 Psicosis)


 Sarah Kane y el movimiento In Yer Face Theatre:
la estética de la destrucción
Ante los profundos cambios sociales y culturales de fines de los ochenta y principios de los noventa, el teatro se convirtió en una especie de foro de ideas, de amplias discusiones y reivindicaciones, predominando una tendencia realista. A eso se añadió el creciente interés por el teatro como un producto de consumo cultural. Para muchos, la generación de los noventa se caracterizó por su displicencia y apatía. En el marco de un escenario donde los medios de masas se convertían en íconos y referentes obligados, en que los estandartes ideológicos se dejaban a un lado, Sarah Kane y otros dramaturgos comenzaron a esbozar una propuesta dramática permeada por la violencia (ya en su primera obra, Blasted, se apreciaba), tanto en su puesta escénica y recursos estéticos como en su temática. Los críticos no dudaron en catalogar a Kane y a sus colegas como los New Brutalists: [...] Son sólo una etiqueta de los medios para relacionar con algo lo que puede ocurrir en una determinada obra. En realidad, no es muy útil [...] yo no me considero una “New Brutalist”.[3]
La violencia y el sexo explícitos en escena eran catalogados como la crisis moral de una generación alimentada por la indiferencia. Ambos aspectos constituyen el soporte estético e ideológico que aglutinó a diversos dramaturgos jóvenes de la década de los noventa –suerte de nueva generación de los Angry Young Men de los cincuenta y el teatro alternativo de los sesenta- y los llevó a una propuesta teatral claramente diferenciada de la tradición dramática anterior.
Aunque no pueden ser catalogados como un grupo homogéneo considerando sus estilos y métodos teatrales, la raíz que los hermanaba es la forma de comprender el teatro y el sentido corrosivo y contestatario de sus obras. Fue este factor el que llevó a Aleks Sierz a denominar a este grupo In Yer Face Theatre. Surgía así una ética de la catástrofe.
La expresión “in yer face”, traducida como “en tus narices”, fue acuñada en el periodismo deportivo de los setenta para manifestar desilusión, desprecio y burla. Poco a poco fue adquiriendo el matiz de agresividad y provocación, y se introdujo en el argot cotidiano durante finales de los años ochenta y noventa, con la connotación de “agresivo, provocativo, descarado”. En el sentido teatral, implica ser forzado a ver algo que, por su proximidad, llega a invadir el espacio personal, extralimitándose, poniendo al público frente a una situación incómoda.
Los tres grandes autores del In Yer Face Theatre son Sarah Kane, Anthony Neilson y Marc Ravenhill. Otros críticos incluyen también a Simon Block, Jez Butterworth, David Eldridge, Nick Grosso, Tracy Letts, Martin McDonagh, Patrick Marber, Phyllis Nagy, Joe Penhall, Rebecca Prichard, Philip Ridley, Judy Upton, Naomi Wallace y Richard Zajdlic. Algunos de estos dramaturgos escribieron una o dos obras “in-yer-face”[4] y siguieron otro camino, una muestra más del boom de la escritura escénica británica contemporánea.
In Yer Face Theatre propone un nuevo concepto de obra dramática caracterizado por la complejidad, lo visceral, la indeterminación genérica y el cruce con otras modalidades discursivas. La escritura es sincrónica con las nuevas formas de registrar literariamente el acontecimiento escénico y con el desafío para los directores de descubrir teatralidad en lo aparentemente no teatral. La mayoría de los textos in-yer-face propone una experiencia, busca que el espectador sienta emociones extremas.Este tipo de teatro es tan poderoso, tan visceral, que obliga al espectador a reaccionar, ya sea rechazando lo que ocurre en el escenario o apeteciendo subir al escenario para detener lo que está ocurriendo en él o decides que es lo mejor que has visto y regresas a verlo la noche siguiente”[5].
Un teatro que convulsiona
In-yer-face theatre es teatro experimental desde y con la experiencia vivencial, en el que participan dramaturgo, actor y espectador. Una instancia en que el espectador se hace parte de la experiencia y del espectáculo, siendo apelado, invadido y agitado. Es un teatro que convulsiona a los espectadores debido a su lenguaje explícito y a la elocuencia y magnetismo de sus imágenes. Perturba por su veracidad emocional e incomoda por su cuestionamiento de las normas morales, actuando como una terapia de imborrable efecto. In Yer Face Theatre resume el espíritu de los tiempos y dirige una crítica hacia la sociedad permisiva.
Desde esta perspectiva, el teatro como experiencia vuelve a su origen ritual, en el que todos los participantes, y particularmente el espectador, abandonan la posición contemplativa para vivenciar el conflicto dramático. Los orígenes de la provocación y el teatro de la confrontación se encuentran ya en las teorías de Alfred Jarry y las propuestas de Antonin Artaud sobre un “Teatro de la Crueldad”[6] a comienzos del siglo XX, aunque fue en la década de los noventa cuando se convirtió poco a poco en el estilo dominante de algunas de las nuevas dramaturgias.
El lenguaje de las obras in-yer-face es grotesco, abusivo, sucio, a veces incluso ofensivo, los actores se desnudan, la violencia, la humillación y el sexo están presentes en escena, los tabúes se rompen, se abordan temas prohibidos, las estructuras dramáticas convencionales son invertidas.
Las obras de Sarah Kane no sólo hablan de la violencia, sino que se representan con ella y a partir de ella, recuperando el sentido ritual del teatro que busca apropiarse de la experiencia vivencial a través de la representación. Es así como el espectador interioriza el conflicto como experiencia personal y se involucra en él. Se trataría de un fenómeno de identificación, pero no pasiva como en la tragedia griega, a través de los sentimientos de compasión y temor, sino como una identificación vivenciada por el espectador. “Si nos negamos a interpretar la realidad –dijo en alguna ocasión la misma Kane –estamos negando su existencia.”
El sentimiento de orfandad en un mundo vacío de ideales, de sentimientos sinceros genera en el comportamiento del ser humano la incapacidad de vincularse con el otro a través de mecanismos de defensa, que culminan en el daño hacia los demás. Así como el mundo exterior se destruye, el mundo interno de los personajes se desintegra gradualmente. La violencia es la válvula de escape para exhibir un sentimiento tan íntimo e irrepresentable como el dolor, dolor ante la pérdida, ante la imposiblidad de ser uno mismo y con el otro en plenitud. Todos los personajes están colocados en situaciones límite -o bien se arrojan a ellas-, buscando en el dolor una esperanza de certidumbre. Locura, enajenación, suicidio y muerte se convierten en la única salida posible, porque tras la contemplación del sinsentido, no hay vuelta atrás.
La indiferencia frente a los desastres y crímenes que vemos en la televisión diariamente muestra cómo las noticias dejan de serlo cuando su constante repetición hace que las incorporemos a nuestra cotidianeidad. Éste es precisamente uno de los aspectos que busca retratar, de forma crítica, el movimiento in-yer-face.
In Yer Face Theatre estalló en el Reino Unido en los noventa como una nueva y sorprendente sensibilidad. La puesta en escena de esta nueva escritura dramática británica se ha institucionalizado en Londres en torno a teatros como el Royal Court, Bush, Hampstead, Theatre Royal Stratford East, Soho Theatre, Finborough, Tricycle, e incluso el Almeida. También en el Traverse de Edimburgo, así como Manchester, Birmingham, Bolton, West Yorkshire, o el Live Theatre de Newcastle. Los americanos Phyllis Nagy, Naomi Wallace y Tracy Letts han contribuido de forma capital a la consolidación de la nueva dramaturgia, así como los escritores escoceses David Greig y David Harrower.
Hay quien dice que el in-yer-face representa para los noventa lo que el absurdo significó para la década de los cincuenta.

En España, hay acercamientos a este movimiento en obras de Angélica Liddell, Rodrigo García y en puntuales de Álex Rigola, cuya estética se aproxima a la tendencia del in-yer-face.

A. F.


Reparto

Beatriz Argüello es Sarah Kane


Bailarina en la compañía profesional “Alabama Dance Theatre” de Estados Unidos (1990-91), estudió Interpretación en la Escuela de Arte dramático de Ángel Gutiérrez (Teatro de Cámara de Madrid, 1991-93), para pasar inmediatamente después a formar parte de la primera promoción de actores del teatro de la Abadía (1994-98). Allí continuó interpretación con José Luís Gómez, Jaques Lecoq, Maurizio Scaparro, Agustín García Calvo, Tapa Sudana y Marcelo Magni. Entre 2002 y 2005 ha estudiado con Bruce Myers en la Escuela de José Luis Corazza.

En teatro destacan sus interpretaciones en: El mágico prodigioso de Calderón de la Barca, dirigido por Juan Carlos Pérez de la Fuente (personaje “el demonio”), 2007;
El caballero de Olmedo de Lope de Vega, dirigido por José Pascual (personaje “Doña Inés”) para la Compañía Nacional de Teatro Clásico; Laberintos, de Manuel Molins, monólogo dirigido por Carlos Marchena en 2002; El cementerio de automóviles de Fernando Arrabal, dirigido por Juan Carlos Pérez de la Fuente en el Centro Dramático Nacional (2002); La fierecilla domada de William Shakespeare, con dirección de Carlos Marchena, 2001; Grease el musical, dirigido por Luís Ramírez (Personaje “Patty ”) en el Teatro Lope de Vega (1999); Trabajos de amor perdidos de William Shakespeare, dirigido por Carlos Marchena (1998); Fausto de Goethe, bajo la dirección de Götz Löepelman (Personaje “el demonio”), Teatro de La Abadía, 1997;
La noche XII de William Shakespeare, dirigido por Gerardo Vera, 1996; Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte de Valle-Inclán, con dirección de José Luís Gómez (Personajes “la mozuela “ y “la encamada”) en el Teatro de La Abadía, 1995;
Los pícaros, pasos y entremeses de Lope de Rueda y Cervantes, dirigido por Ángel Gutiérrez en el Teatro de Cámara de Madrid, 1994; La cabeza del dragón de Valle-Inclán, con dirección de Jesús Salgado en el Festival Internacional de Teatro de Avignon, 1992.

En cine ha trabajado en la película Báilame el agua, de Josetxo San Mateo. Y en dos cortometrajes: ¿Quién es Florinda Bolkan?, dirigido por Rubén Torrejón y Filis a Demofoonte, dirigido por Diego Herranz.

En televisión ha intervenido en las series “¿Hay alguien ahí? dirigida por Iñaki Peñafiel, “MIR” dirigida por Jesús Font, Iñaki Peñafiel o Juan Calvo, “Un lugar en el mundo”, “Mi teniente”, “El Súper”, “Condenadas a entenderse”, “El comisario”, “Hospital Central” y “Petra Delicado”.
Equipo artístico

Carlos Aladro es el director de 4.48 Psicosis

De familia proveniente del mundo de las letras —su padre, Carlos Luis Aladro fue Premio Nacional de Teatro Infantil, y su madre, Julia Arroyo, periodista y crítico de teatro— es Licenciado en Interpretación y Dirección de Escena por la RESAD, donde fue becado para estudiar en el Reino Unido, además de realizar numerosos cursos y seminarios.
               
En la actualidad es Coordinador artístico del Corral de Comedias de Alcalá de Henares, cuya gestión depende del Teatro de La Abadía, donde ha dirigido Garcilaso, el cortesano, espectáculo galardonado con el Premio José Luis Alonso 2004 al mejor director joven concedido por la ADE; Terrorismo, de los Hermanos Presnyakov, estrenada en 2006, La Ilusión de Corneille, en versión de Tony Kushner, espectáculo finalista a la Mejor Dirección en los premios ADE 2007, y Medida por medida, de Shakespeare.
           
Con su propia compañía, Teatro en Tránsito, estrenó en el Festival Clásicos en Alcalá 2008 El cuerdo loco de Lope de Vega, en versión de Azucena López-Cobo y Carlos Aladro, un espectáculo con el que ha estado de gira nacional y que fue presentado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en febrero de 2009. La pasada temporada llevó a escena por primera vez en castellano Otro no tengo (Have I None) de Edward Bond. Recientemente ha estrenado para la Compañía Nacional de Teatro Clásico El condenado por desconfiado de Tirso de Molina, y ha dirigido en Lisboa a la popular actriz portuguesa Beatriz Batarda en De hombre a hombre, de Manfred Karge, y al Premio Pessoa Luis Miguel Cintra en El constructor Solness, de Henrik Ibsen, para la prestigiosa compañía Teatro da Cornucopia.
           
Ha colaborado con la compañía Rakatá, dirigiendo Desde Toledo a Madrid, de Tirso de Molina, presentada en el Festival de Almagro en 2006, y como adjunto a la dirección de Lawrence Boswell en El Perro del Hortelano, presentada en el Festival Clásicos en Alcalá de 2007.

Como ayudante de dirección de La Abadía ha trabajado bajo las órdenes de José Luis Gómez en El Rey se muere de E. Ionesco, Francomoribundia, lectura dramatizada sobre la novela de Juan Luis Cebrián; en Memoria de un olvido, Cernuda [1902-1963]; en Defensa de dama, de I. Carmona y J. Hinojosa; en Mesías, de Steven Berkoff y más recientemente en Informe para una Academia, de Kafka. También ha trabajado con Hansgünther Heyme en la dirección de El rey Lear y con el director portugués Luis Miguel Cintra, en Comedia sin título. Con el grupo Animalario ha sido ayudante de Andrés Lima en La Gala de los Goya 2002 y en El fin de los sueños, de Alberto San Juan.
           
Ha sido, además, Premio a la Mejor Dirección de Escena en el Maratón de Teatro Joven de la C.A.M. 2001 por Huecos, de Julián Quintanilla, con Pos-Pos Teatro. Como actor le hemos podido ver en La Estrella de Sevilla (CNTC) y El rey Lear (Producciones Andrea D’Odorico), dirigidos por Narros; El examen de maridos, de Ruiz de Alarcón, bajo la dirección de Vicente Fuentes; y La vida es sueño (CNTC) dirigido por Ariel García Valdés, entre otras.


Federico Aladro es el director de producción

Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid, realizó el curso de Gestión y Producción de Espectáculos en el Centro de Tecnología del Espectáculo. Se dedica al mundo de la producción y gestión teatral desde el año 1998.

Entre otros trabajos, ha sido responsable de la administración y gestión de la Compañía Teatro de la Danza de Madrid y su escuela desde el año 2000 hasta 2006, donde participó en las siguientes producciones: El Verdugo, Por un sí o por un no, Las bicicletas son para el verano, con dirección de Luis Olmos; La Gaviota, Los días felices, La casa de Bernarda Alba, dirigidas por Amelia Ochandiano; Arte, de Barbotegi, Alejandro Colubi y Josep María Flotats, con dirección de Josép Mª Flotats.

Con Concha Busto ha participado en la producción de Paseando a Miss Daisy dirigida por Luis Olmos. Con Fundiciones Teatrales C2 Don Quijote en la niebla y Johnny cogió su fusil, dirigida por Jesús Cracio. Con Producciones Inconstantes, La vida del revés dirigida por Emilio del Valle.

Se ha responsabilizado de las gerencias en gira de Los días felices y Don Quijote en la Niebla.

Es fundador, junto a su hermano Carlos Aladro, de la compañía madrileña Teatro en Tránsito, con la que han llevado a escena, con gran éxito, la desconocida obra de Lope de Vega El cuerdo loco.




Cecilia H. Molano es la escenógrafa y figurinista

Licenciada en Escenografía y Figurinismo por la RESAD, doctoranda en Bellas Artes (Imagen, tecnología y diseño) por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Escenografía y Vídeo en Saint Martins School of Arts, University of London, Residencia artística en el Instituto Internacional de la Marioneta de Charleville-Mèzierés y en la Hogeenschool vor de Kunsten de Utrech, Cecilia Hernández Molano es, además, diseñadora gráfica y fundadora de la editorial Escrito a lápiz.

Versátil y polifacética, ha expuesto sus trabajos en la Galleria Mad is Mad y en la Galleria Democrazy. Premio Arte Joven 2005, “vídeo de un minuto” Comunidad de Madrid, Premio Jóvenes Creadores 2004 del Teatro Real de Madrid, y finalista del Linbury Prize for Stage Design 2003 del National Theatre de Londres, sus vídeos han sido seleccionados en distintos festivales y cenbtros de arte, desde Óptica, hasta Women´s World 2008, Chaouen, Río de Janeiro, Festival Visible 2006; White Chapell Art Gallery de Londres, Centro de Arte Moderno de Madrid, etc. Ha realizado cortometrajes, vídeos musicales y documentales, y ha participado en exposiciones colectivas de Pintura, además de ser directora de arte de la productora de teatro Stage Entertainment y Directora de Proyectos en Periféricas.

Actualmente profesora de vestuario en Mallorca, y productora y realizadora de proyectos propios de videoarte y video instalación, entre sus trabajos en el mundo del teatro destacan: Diseño de vestuario y dirección artística de la obra Restos, Producciones Inconstantes, Sala Triángulo; escenografía para The little Sweep en el Teatro Real de Madrid, Teatro Arriaga, Ópera de Oviedo y Ópera de Vidi-Lausanne; vestuario y escenografía para Tristán e Isolda, Teatro del Gato, Círculo de Bellas Artes de Madrid; escenografía de Flor de Otoño, CDN; escenografía de La Eterna Canción en el Teatro Español; escenografía y vestuario de El Canto del Cisne, Festival de Otoño; escenografía, vestuario y vídeo proyecciones de John and Jitts, Sala Cuarta Pared; escenografía, vestuario y vídeo proyecciones de I am not here, Back Hill Theatre de Londres; vestuario de Agripina, Festival Teatro Clásico de Mérida; escenografía y vestuario para Los Empeños de una Casa, Teatro Rojas de Toledo; diseño de vestuario para Vivir Como Cerdos. Sala Cuarta Pared; vestuario, escenografía e iluminación para Historia de un Soldado de Stravinski. Teatro Principal de Santiago de Compostela.

Con Carlos Aladro ha trabajado como figurinista para la obra Terrorismo, en el Teatro de La Abadía, en el diseño gráfico de El cuerdo loco y en la creación del vídeo de Otro no tengo de Edward Bond.










Ion Aníbal es el diseñador de iluminación

Dedicado profesionalmente al mundo del espectáculo desde 1990, comenzó trabajando como técnico de iluminación y posteriormente combinó las labores propias de dirección y coordinación técnica con la elaboración de diseños de iluminación para teatro y danza, principalmente.

Ha trabajado, entre otros, con directores como Adolfo Marsillach, Gerardo Vera, Amelia Ochandiano, María Ruiz, Robert Wilson, John Strasberg, Gerardo Maya, Luis Olmos, Gustavo Tambascio, Mercedes Lezcano y José Sacristán, entre otros.

Ha realizado la coordinación técnica de El verdugo (dir. Luis Olmos); La gaviota, Días felices y La  casa  de Bernarda Alba, dirigidas por Amelia Ochandiano; Macbeth (dir. María Ruiz); Ana en el Trópico, de Nilo Cruz; y La dama del mar, con dirección de Robert Wilson.

Entre sus diseños de iluminación destacan: Una noche con los clásicos, dirigida por A. Marsillach; El caserío; 5º Aktoreen Jaialdia, por Aispea Goenaga); Espectros, dirigida por Franc Derleht; Cianuro, ¿sólo o con leche?, de J. J. Alonso Millán; La rosa del azafrán y La tabernera del puerto, dirigidas por José Luis Moreno; La noche de la iguana, con dirección de María Ruiz; Etxea, por Kepa Junkera; La ley de la selva, dirigida por Nieves Gámez; Madre Coraje, por Gerardo Vera, y Ni fu ni fa sostenido, por Enrique Viana.
Asimismo, ha sido ayudante de iluminación de Carles Alfaro en Tío Vania y de Juan Gómez-Cornejo en Un enemigo del pueblo, La taberna fantástica y El pisito.

Ángel Galán es el músico y diseñador del espacio sonoro

Abulense de 28 años, Ángel Galán es Titulado Superior por el Conservatorio Superior de Música de Salamanca, con la catedrática de piano Miriam Gómez-Morán. Especializado en Acompañamiento Vocal gracias al maestro Javier Sanmiguel, y en Música de Cámara con Alberto Rosado y Kennedy Moretti, ha realizado diferentes cursos de especialización musical, desde el Taller Lírico Master Class de la Universidad Carlos III, pasando por el Curso Internacional de Lied de Juventudes Musicales, hasta el Curso Internacional de Piano de Gijón. Diplomado en Magisterio en la especialidad de Música por la Universidad de Salamanca, posee experiencia docente en todos los niveles educativos.

Como músico de escena ha trabajado para la Compañía Nacional de Teatro Clásico en los siguientes montajes: El Castigo sin venganza de Lope de Vega dirigido por Eduardo Vasco, La Tragicomedia de Don Duardos de Gil Vicente dirigida por Ana Zamora, Los Romances del Cid, versión de Ignacio García May dirigida por Eduardo Vasco.

Seleccionado para formar parte de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, ha realizado también la música en escena de Las Bizarrías de Belisa de Lope de Vega, dirigida por Eduardo Vasco y La Noche de San Juan también de Lope de Vega, dirigida por Helena Pimenta.

Compagina su actividad con recitales, solo o acompañando con voz e instrumento. Ha trabajado con Carlos Aladro en Otro no tengo, de Edward Bond.
Daniel Abreu es el coreógrafo
Nació en la isla de Tenerife, donde comenzó su curiosidad e interés por el movimiento físico y la expresión escénica. Durante su formación artística se licenció en Psicología por la Universidad de Educación a Distancia.
Como intérprete ha desarrollado su trabajo en distintas compañías y colectivos de danza y teatro del panorama nacional. Ha recibido varios premios, entre ellos: Premio a la Mejor Dirección en el INDIFESTIVAL de Santander 2010, Premio del Jurado a la Coreografía y Premio Fundación AISGE a un bailarín sobresaliente, para asistir al American Dance Festival (2005) en el XVIII Certamen Coreográfico de Madrid (2005) y por otro lado, Bailarín más Destacado del IV Certamen Coreográfico de Maspalomas (1999)
Su proyecto de compañía surgió casi imperceptiblemente en el año 2004. El volumen de creaciones y colaboraciones dieron lugar al concepto de lo que hoy es la Cía. Daniel Abreu.
Con Espera, su primer trabajo en solitario, comenzó su ininterrumpida carrera creativa, con una treintena de trabajos, entre los que destacan: Equilibrio, su última producción estrenada en el MNCARS que ha sido seleccionada para el MOV-s 2010; Perro, seleccionada en la Red de Teatros Alternativos 2008, Aerowaves 2009 y una Gira AECI 2009-2010 por América; Nuevamente ante ti fascinado, que se estrenó en el Festival Veranos de la villa (2008)y fue seleccionada en la Red de Teatros Alternativos 2010; Los zuecos van hacia sus buenos hábitos, creación de encargo para la Cía Nómada; Negro, en co-producción con Centro Coreográfico Galego y Auditorio de Tenerife, presentada en Zawirowania Festival (Polonia), Baltoppen (Dinamarca), Madrid en Danza, ARTIUM y Dansa Valencia; Ojos de Pez, pieza seleccionada en la Red de Teatros Alternativos 2007 (recibió el apoyo del programa de “Artistas en Residencia” de la Casa Encendida y se presentó entre otros en El Festivial en Pe de Pedraa (2007), Zawirowania Festival (Polonia) y la Red Vasca de Teatros 2007).
Como consecuencia de su trabajo creativo, Daniel Abreu ha sido invitado a impartir diferentes talleres y cursos nacionales e internacionales, dirigidos tanto a estudiantes como a compañías de danza y teatro, donde comparte su visión creativa y personal en torno a la danza contemporánea. Actualmente es profesor invitado en el Conservatorio Superior de Danza “María de Ávila” de Madrid, donde, entre otros intereses, enfoca sus talleres hacia el conocimiento de las herramientas de la creatividad.
Paralelamente dirige proyectos para otros creadores, o dinamiza programas, como el de “Artistas en Residencia” de la Casa Encendida (Madrid, 2009). También compagina su trabajo con la dirección escénica de Provisional Danza (Madrid).

Íñigo Rodríguez-Claro es el ayudante de dirección
               
Nacido en San Sebastián hace 28 años, Iñigo Rodríguez-Claro inició su formación en la Escuela Superior de Artes y Espectáculos TAI de Madrid. Tras licenciarse en Arte Dramático por la RESAD, obtuvo el CAP en Didáctica del Arte Dramático por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente cursa estudios de Doctorado en Ciencias del Espectáculo en la Universidad Carlos III de Madrid. Ha realizado talleres de técnica actoral con Marta Carrasco, Elena Arnao, Vicente Fuentes, Carlos Aladro, Helena Pimenta, con el ayudante de dirección de Declan Donnellan, Owen Horsley, y con Mariano Gracia entre otros.

De sus intervenciones teatrales caben destacar: La noche de San Juan, de Lope de Vega, dirigido por Helena Pimenta en 2008 con la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC); Las bizarrías de Belisa, de Lope de Vega, dirigido por Eduardo Vasco en 2007 con la Joven CNTC; Belice, de David Olguín, 2006, con dirección de Lidio Sanchez Caro en el Teatro Lagrada; El coloquio de los perros y el casamiento engañoso, de Miguel de Cervantes, dirigido en 2005 por Pepe Ortega para la Compañía Soloycía; Cloud Nine (En una nube), de Caryl Churchill, dirigido por Goyo Pastor dentro del Festival Escena Contemporánea 2005; Cuando llueve vodka, de José Padilla, dirigido por él mismo con la Compañía Grumelot 03; Reventado, de Sarah Kane, dirigido por Ramón Serrada Yagüe en 2004 con la Compañía Grumelot 03 y representado en el Teatro Lagrada.

Como director ha estrenado en el marco del Festival de Teatro Joven de la Comunidad de Madrid los espectáculos teatrales Nadie en ninguna parte (1999) y Tierra y Mar (2000). Así como Cuando llueve vodka (2005), de José Padilla, seleccionada por el CICLO NUEVOS DIRECTORES de la Sala Ítaca. Junto a Mariano Gracia, ha codirigido los Talleres de Interpretación de la RESAD Fly with me de José Padilla (2007), Fuenteovejuna en llamas de Reiner Werner Fassbinder y Lope de Vega y El Bosque de los Locos de Caryl Churchill (2008) y Otro no tengo, de E. Bond, con dirección de C. Aladro.

En cine ha participado en los cortos Director de Casting, de Jaime Palomo Cousido, cortometraje finalista del Certamen Notodofilmest.com; Gatitos, de Jaime Palomo Cousido; La Guerra Cívica, de Jorge López Puig; Mala vida, de Imanol Pinelo, y en la película El ladrón de ojos, largometraje de Javier de la Torre. En la pequeña pantalla le hemos podido ver en las series “El Comisario” para TELECINCO y “Cuéntame” para TVE.

Ha impartido cursos de preparación para las pruebas de ingreso de la RESAD y de interpretación ante la cámara con TALLERES COLOMBINA, organizados por la Librería LA AVISPA; hadado clases de Interpretación y Dirección de Actores en el IORTV, en la Universidad de Ciencias de la Información (Universidad Complutense) y en el CEU.


Información práctica


Estreno: Viernes 5 de noviembre a las 21h. en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

DISTRIBUCIÓN:

IKEBANAH Artes Escénicas  Tfs. +34 958068013 / +34 619951791   E_mail: anasala@ikebanah.es
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