la fiebre
de
Wallace Shawn
Traducción de Carlos Aladro
Versión de Carlos Aladro e Israel Elejalde
Una producción de
Israel Elejalde,
Teatro en Tránsito y Kamikaze Producciones
fiebre.
(Del
lat. febris).
1. f. Fenómeno patológico que se manifiesta por
elevación de la temperatura normal del cuerpo y mayor frecuencia del pulso y la
respiración. U.
t. en pl.
para designar ciertas enfermedades infecciosas que cursan con aumento de
temperatura. Cogió unas fiebres.
Real Academia Española
Al pie desde su niño
El pie del niño aún no sabe que
es pie,
y quiere ser mariposa o manzana.
y quiere ser mariposa o manzana.
Pero luego los vidrios y las
piedras,
las calles, las escaleras,
y los caminos de la tierra dura
van enseñando al pie que no puede volar,
que no puede ser fruto redondo en una rama.
El pie del niño entonces
fue derrotado, cayó
en la batalla,
fue prisionero,
condenado a vivir en un zapato.
las calles, las escaleras,
y los caminos de la tierra dura
van enseñando al pie que no puede volar,
que no puede ser fruto redondo en una rama.
El pie del niño entonces
fue derrotado, cayó
en la batalla,
fue prisionero,
condenado a vivir en un zapato.
Poco a poco sin luz
fue conociendo el mundo a su manera,
sin conocer el otro pie, encerrado,
explorando la vida como un ciego.
fue conociendo el mundo a su manera,
sin conocer el otro pie, encerrado,
explorando la vida como un ciego.
Aquellas suaves uñas
de cuarzo, de racimo,
se endurecieron, se mudaron
en opaca substancia, en cuerno duro,
y los pequeños pétalos del niño
se aplastaron, se desequilibraron,
tomaron formas de reptil sin ojos,
cabezas triangulares de gusano.
Y luego encallecieron,
se cubrieron
con mínimos volcanes de la muerte,
inaceptables endurecimientos.
de cuarzo, de racimo,
se endurecieron, se mudaron
en opaca substancia, en cuerno duro,
y los pequeños pétalos del niño
se aplastaron, se desequilibraron,
tomaron formas de reptil sin ojos,
cabezas triangulares de gusano.
Y luego encallecieron,
se cubrieron
con mínimos volcanes de la muerte,
inaceptables endurecimientos.
Pero este ciego anduvo
sin tregua, sin parar
hora tras hora,
el pie y el otro pie,
ahora de hombre
o de mujer,
arriba,
abajo,
por los campos, las minas,
los almacenes y los ministerios,
atrás,
afuera, adentro,
adelante,
este pie trabajó con su zapato,
apenas tuvo tiempo
de estar desnudo en el amor o el sueño,
caminó, caminaron
hasta que el hombre entero se detuvo.
sin tregua, sin parar
hora tras hora,
el pie y el otro pie,
ahora de hombre
o de mujer,
arriba,
abajo,
por los campos, las minas,
los almacenes y los ministerios,
atrás,
afuera, adentro,
adelante,
este pie trabajó con su zapato,
apenas tuvo tiempo
de estar desnudo en el amor o el sueño,
caminó, caminaron
hasta que el hombre entero se detuvo.
Y entonces a la tierra
bajó y no supo nada,
porque allí todo y todo estaba oscuro,
no supo que había dejado de ser pie,
si lo enterraban para que volara
o para que pudiera
ser manzana.
bajó y no supo nada,
porque allí todo y todo estaba oscuro,
no supo que había dejado de ser pie,
si lo enterraban para que volara
o para que pudiera
ser manzana.
Estravagario
Pablo Neruda
“Que yo
sienta profundamente, de corazón, una empatía con los pobres, no cambia la vida
de los pobres. Creer fervientemente en el cambio gradual no cambia la vida de
los pobres. Los padres que educan a sus hijos buenos valores no cambian la vida
de los pobres. Los artistas que crean obras de arte para inspirar simpatía y
buenos valores no cambian la vida de los pobres. Los ciudadanos inspirados por
artistas y padres para tener buenos valores y sentir empatía con los pobres, y
votar por los políticos sinceros que creen fervientemente en el cambio gradual
no cambian la vida de los pobres, porque los políticos sinceros que creen
fervientemente en el cambio gradual no cambian la vida de los pobres. “
La
fiebre
de Wallace Shawn
Con Israel Elejalde
y Alba Celma
Dirección:
Carlos Aladro
Versión:
Carlos Aladro e Israel Elejalde
Iluminación:
Juanjo Llorens
Sonido:
Sandra Vicente - Estudio 340
Video: Natalia Moreno y Jerónimo Carrascal
Vestuario:
Ana López
Producción ejecutiva: Leticia
Rodríguez y Federico Aladro
Una producción de Israel Elejalde, Teatro en Tránsito y Kamikaze
Producciones.
EL PROYECTO
Son
tiempos inciertos, pareciera que el mundo estuviese pasando por un cúmulo
especialmente convulso de padeceres, que se encontrase especialmente enfermo…
¿un buen momento para pasar examen, someterse a una revisión, física, psíquica,
política, espiritual…?
Wallace
Shawn, reconocido actor y dramaturgo americano, escribió en 1991 un monólogo,
con grandes resonancias personales, sobre la enfermedad de la que se contagia
al viajar a varios países pobres un ciudadano de lo que podría llamarse primer
mundo. “La fiebre” es el relato íntimo, en primera persona, de esa dolencia, de
ese contagio, y de sus fatales consecuencias en el cuerpo y alma de ese
ciudadano ejemplar… una enfermedad moral, un dilema de difícil solución.
Wallace Shawn presentaba el monologo en cenas y
reuniones en casas de amigos, sin más artificio que su presencia y el relato, y
en 2007 lo llevó a escena en Broadway. El texto también se ha presentado en
2008 en el Royal Court de Londrés, y en 2009 tuvo su estreno en versión
catalana en el Teatre Lliure.
Israel
Elejalde ha elegido ahora este desafío para su primer monólogo, en el deseo de
compartir en un ámbito reducido, íntimo y personal algunas preguntas que parecen
muy oportunas de formular, pero muy difíciles de responder.
Acompañado
tan sólo por una violonchelista , en un dispositivo escénico mínimo,
asistiremos, y de alguna forma compartiremos, este viaje a las profundidades
del alma humana, a este debate sobre la responsabilidad de los gobiernos y los
ciudadanos particulares para encontrar soluciones válidas a la dicotomía entre
ricos y pobres, en una obra con ecos de Conrad, Kafka y Dostoievsky.
El
proyecto cuenta con la dirección de Carlos Aladro, con quien Israel ha
trabajado ya en diversos proyectos, y un equipo de creadores afines y
comprometidos formado por Juanjo Llorens en la iluminación, Sandra Vicente del
Estudio 340 en el sonido, Natalia Moreno
y Jerónimo Carrascal en la creación de video, y Ana López, en vestuario y
atrezzo.
Carlos
Aladro e Israel Elejalde están promoviendo el proyecto, y buscando
colaboradores, contando con la producción ejecutiva de Leticia Rodríguez y
Federico Aladro por Teatro en Tránsito, y la colaboración de Kamikaze Producciones,
la galardonada productora de Miguel del Arco y Aitor Tejada.
LOS VICIOS DEL
MUNDO MODERNO
Los delincuentes modernos
Están autorizados para concurrir diariamente
a parques y jardines.
Provistos de poderosos anteojos y de relojes de bolsillo
entran a saco en los kioscos favorecidos por la muerte
e instalan sus laboratorios entre los rosales en flor.
Desde allí controlan a fotógrafos y mendigos que deambulan por los alrededores
procurando levantar un pequeño templo a la miseria
y si se presenta la oportunidad llegan a poseer a un lustrabotas melancólico.
La policía atemorizada huye de estos monstruos
en dirección del centro de la ciudad
en donde estallan los grandes incendios de fines de año
y un valiente encapuchado pone manos arriba a dos madres de la caridad.
Los vicios del mundo moderno:
el automóvil y el cine sonoro,
las discriminaciones raciales,
el exterminio de los pieles rojas,
los trucos de la alta banca,
la catástrofe de los ancianos,
el comercio clandestino de blancas realizado por sodomitas internacionales,
el auto-bombo y la gula.
Las Pompas Fúnebres,
los amigos personales de su excelencia,
la exaltación del folklore a categoría del espíritu,
el abuso de los estupefacientes y de la filosofía,
el reblandecimiento de los hombres favorecidos por la fortuna,
el auto-erotismo y la crueldad sexual,
la exaltación de lo onírico y del subconsciente en desmedro del sentido común.
La confianza exagerada en sueros y vacunas,
el endiosamiento del falo,
la política internacional de piernas abiertas patrocinada por la prensa reaccionaria,
el afán desmedido de poder y de lucro,
la carrera del oro,
la fatídica danza de los dólares,
la especulación y el aborto,
la destrucción de los ídolos.
El desarrollo excesivo de la dietética y de la psicología pedagógica,
el vicio del baile, del cigarrillo, de los juegos de azar,
las gotas de sangre que suelen encontrarse entre las sábanas de los recién desposados,
la locura del mar,
la agorafobia y la claustrofobia,
la desintegración del átomo,
el humorismo sangriento de la teoría de la relatividad,
el delirio de retorno al vientre materno,
el culto de lo exótico,
los accidentes aeronáuticos,
las incineraciones, las purgas en masa, la retención de los pasaportes.
Todo esto porque sí,
porque produce vértigo.
La interpretación de los sueños
y la difusión de la radiomanía.
Como queda demostrado, el mundo moderno se compone de flores artificiales
que se cultivan en unas campanas de vidrio parecidas a la muerte,
está formado por estrellas de cine,
y de sangrientos boxeadores que pelean a la luz de la luna,
se compone de hombres ruiseñores que controlan la vida económica de los países
mediante algunos mecanismos fáciles de explicar:
ellos visten generalmente de negro como los precursores del otoño
y se alimentan de raíces y de hierbas silvestres.
Entretanto los sabios, comidos por las ratas,
se pudren en los sótanos de las catedrales,
y las almas nobles son perseguidas implacablemente por la policía.
El mundo moderno es una gran cloaca:
los restoranes de lujo están atestados de cadáveres digestivos
y de pájaros que vuelan peligrosamente a escasa altura.
Esto no es todo: los hospitales están llenos de impostores,
sin mencionar a los herederos del espíritu que establecen sus colonias en el ano de los recién operados.
Están autorizados para concurrir diariamente
a parques y jardines.
Provistos de poderosos anteojos y de relojes de bolsillo
entran a saco en los kioscos favorecidos por la muerte
e instalan sus laboratorios entre los rosales en flor.
Desde allí controlan a fotógrafos y mendigos que deambulan por los alrededores
procurando levantar un pequeño templo a la miseria
y si se presenta la oportunidad llegan a poseer a un lustrabotas melancólico.
La policía atemorizada huye de estos monstruos
en dirección del centro de la ciudad
en donde estallan los grandes incendios de fines de año
y un valiente encapuchado pone manos arriba a dos madres de la caridad.
Los vicios del mundo moderno:
el automóvil y el cine sonoro,
las discriminaciones raciales,
el exterminio de los pieles rojas,
los trucos de la alta banca,
la catástrofe de los ancianos,
el comercio clandestino de blancas realizado por sodomitas internacionales,
el auto-bombo y la gula.
Las Pompas Fúnebres,
los amigos personales de su excelencia,
la exaltación del folklore a categoría del espíritu,
el abuso de los estupefacientes y de la filosofía,
el reblandecimiento de los hombres favorecidos por la fortuna,
el auto-erotismo y la crueldad sexual,
la exaltación de lo onírico y del subconsciente en desmedro del sentido común.
La confianza exagerada en sueros y vacunas,
el endiosamiento del falo,
la política internacional de piernas abiertas patrocinada por la prensa reaccionaria,
el afán desmedido de poder y de lucro,
la carrera del oro,
la fatídica danza de los dólares,
la especulación y el aborto,
la destrucción de los ídolos.
El desarrollo excesivo de la dietética y de la psicología pedagógica,
el vicio del baile, del cigarrillo, de los juegos de azar,
las gotas de sangre que suelen encontrarse entre las sábanas de los recién desposados,
la locura del mar,
la agorafobia y la claustrofobia,
la desintegración del átomo,
el humorismo sangriento de la teoría de la relatividad,
el delirio de retorno al vientre materno,
el culto de lo exótico,
los accidentes aeronáuticos,
las incineraciones, las purgas en masa, la retención de los pasaportes.
Todo esto porque sí,
porque produce vértigo.
La interpretación de los sueños
y la difusión de la radiomanía.
Como queda demostrado, el mundo moderno se compone de flores artificiales
que se cultivan en unas campanas de vidrio parecidas a la muerte,
está formado por estrellas de cine,
y de sangrientos boxeadores que pelean a la luz de la luna,
se compone de hombres ruiseñores que controlan la vida económica de los países
mediante algunos mecanismos fáciles de explicar:
ellos visten generalmente de negro como los precursores del otoño
y se alimentan de raíces y de hierbas silvestres.
Entretanto los sabios, comidos por las ratas,
se pudren en los sótanos de las catedrales,
y las almas nobles son perseguidas implacablemente por la policía.
El mundo moderno es una gran cloaca:
los restoranes de lujo están atestados de cadáveres digestivos
y de pájaros que vuelan peligrosamente a escasa altura.
Esto no es todo: los hospitales están llenos de impostores,
sin mencionar a los herederos del espíritu que establecen sus colonias en el ano de los recién operados.
Los industriales modernos sufren a veces el efecto de la atmósfera
envenenada,
junto a las máquinas de tejer suelen caer enfermos del espantoso mal del sueño
que los transforma a la larga en unas especies de ángeles.
Niegan la existencia del mundo físico
y se vanaglorian de ser unos pobres hijos del sepulcro.
Sin embargo, el mundo ha sido siempre así.
La verdad, como la belleza, no se crea ni se pierde
y la poesía reside en las cosas o es simplemente un espejismo del espíritu.
Reconozco que un terremoto bien concebido
puede acabar en algunos segundos con una ciudad rica en tradiciones
y que un minucioso bombardeo aéreo
derribe árboles, caballos, tronos, música.
Pero qué importa todo esto
si mientras la bailarina más grande del mundo
muere pobre y abandonada en una pequeña aldea del sur de Francia
la primavera devuelve al hombre una parte de las flores desaparecidas.
Tratemos de ser felices, recomiendo yo, chupando la miserable costilla humana.
Extraigamos de ella el líquido renovador,
cada cual de acuerdo con sus inclinaciones personales.
¡Aferrémonos a esta piltrafa divina!
Jadeantes y tremebundos
chupemos estos labios que nos enloquecen;
la suerte está echada.
Aspiremos este perfume enervador y destructor
y vivamos un día más la vida de los elegidos:
de sus axilas extrae el hombre la cera necesaria para forjar el rostro de sus ídolos.
Y del sexo de la mujer la paja y el barro de sus templos.
Por todo lo cual
cultivo un piojo en mi corbata
y sonrío a los imbéciles que bajan de los árboles.
junto a las máquinas de tejer suelen caer enfermos del espantoso mal del sueño
que los transforma a la larga en unas especies de ángeles.
Niegan la existencia del mundo físico
y se vanaglorian de ser unos pobres hijos del sepulcro.
Sin embargo, el mundo ha sido siempre así.
La verdad, como la belleza, no se crea ni se pierde
y la poesía reside en las cosas o es simplemente un espejismo del espíritu.
Reconozco que un terremoto bien concebido
puede acabar en algunos segundos con una ciudad rica en tradiciones
y que un minucioso bombardeo aéreo
derribe árboles, caballos, tronos, música.
Pero qué importa todo esto
si mientras la bailarina más grande del mundo
muere pobre y abandonada en una pequeña aldea del sur de Francia
la primavera devuelve al hombre una parte de las flores desaparecidas.
Tratemos de ser felices, recomiendo yo, chupando la miserable costilla humana.
Extraigamos de ella el líquido renovador,
cada cual de acuerdo con sus inclinaciones personales.
¡Aferrémonos a esta piltrafa divina!
Jadeantes y tremebundos
chupemos estos labios que nos enloquecen;
la suerte está echada.
Aspiremos este perfume enervador y destructor
y vivamos un día más la vida de los elegidos:
de sus axilas extrae el hombre la cera necesaria para forjar el rostro de sus ídolos.
Y del sexo de la mujer la paja y el barro de sus templos.
Por todo lo cual
cultivo un piojo en mi corbata
y sonrío a los imbéciles que bajan de los árboles.
Israel Elejalde
Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad
Complutense de Madrid, entre sus muchos trabajos a lo largo de los últimos años,
podemos destacar El burlador de Sevilla de Tirso de Molina (dir. Miguel
Narros, CNTC); Don Juan Tenorio de Zorrilla (dir. Natalia Menéndez); El
caballero de Olmedo de Lope de Vega (dir. José Pascual, CNTC); El viaje
del Parnaso de Cervantes (dir. Eduardo Vasco, CNTC); El castigo sn
venganza de Lope de Vega (dir. Eduardo Vasco, CNTC); La Gran Vía, de
Federico Chueca y Joaquín Valverde (dir: Helena Pimenta); Paseo romántico (dir.
Laila Ripoll, Clásicos en Alcalá); Un enemigo del pueblo de Henrik Ibsen
(dir. Gerardo Vera, CDN); El Gordo y el Flaco de Juan Mayorga (dir.
Carlos Marchena). Para La Abadía, Àlex Rigola le dirigió en Largo viaje
hacia la noche, de Eugene O’Neill, y Carlos Aladro en Terrorismo, de
los Hermanos Presniakov y Medida por medida de Shakespeare, además de en
El cuerdo loco de Lope de Vega, para
Teatro en Tránsito. También José Luis Gómez le dirigió en Memoria de un
olvido, sobre textos de Luis Cernuda, y La paz perpetua de Juan
Mayorga (CDN). Con Miguel del Arco ha trabajado en La función por hacer y Veraneantes, interpretación
por la que ha sido nominado a los Premios Max 2012, como Mejor Actor
Protagonista. En 2004 recibió el Premio Ojo Crítico de Teatro.
En cine ha
intervenido en películas como Oculto de Antonio Hernández, Morir,
Dormir, Soñar y La envidia del ejército Nipón, cortometrajes de
Miguel del Arco, La migala, de Jaime
Dezcallar, o Seis o siete veranos, cortometraje de Rodrigo Rodero.
También ha participado en series de televisión: Águila roja, Toledo, Amar en tiempos revueltos, Herederos, Un paso adelante,
Hospital Central, Cuenta atrás, Los hombres de Paco o Flores
muertas.
Carlos Aladro
De familia proveniente del mundo de
las letras, —su padre, Carlos Luis Aladro fue Premio Nacional de Teatro
Infantil, y su madre, Julia Arroyo, fue periodista y crítico de teatro — Carlos
Aladro es Licenciado en Interpretación y Dirección de Escena por la R.E.S.A.D.
Para el Teatro de La Abadía ha dirigido Medida por medida, de
William Shakespeare (2009), La Ilusión de Corneille / Kushner
(2007), espectáculo finalista a la Mejor
Dirección en los premios ADE 2007, Terrorismo, de los Hermanos Presnyakov
(2005), y Garcilaso, el cortesano, (2003), Premio José Luis Alonso
2004 al mejor director joven concedido por la ADE. También ha colaborado
con Amancio Prada en la escenificación del Canto Espiritual de San Juan de la
Cruz, y Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique (2011).
Con su propia compañía Teatro en Tránsito, ha estrenado 4.48
Psicosis de Sarah Kane (2010), Otro no tengo / Have I none, de
Edward Bond (2009) ambas en colaboración con Grumelot 03, y El cuerdo loco de Lope de Vega, en el
Festival Clásicos en Alcalá 2008.
En Lisboa ha dirigido De
homem para homem, de Manfred Karge (2008), y El constructor Solness,
de Henrik Ibsen (2007), para el Teatro
da Cornucopia, con Luis Miguel Cintra en el papel protagonista.
Para la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ha dirigido El
condenado por desconfiado de Tirso de Molina (2010). Ha formado parte
del equipo pedagógico de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico como
maestro de interpretación.
Desde 2009 es Coordinador Artístico del
Corral de Comedias de Alcalá de Henares,
que gestiona la Fundación Teatro de La Abadía.
Es miembro del equipo de dirección
artística del Teatro de La Abadía
desde 2001, y ha colaborado con José
Luis Gómez en: Informe para una Academia, de Kafka (2005), El Rey
se muere de E. Ionesco (2004); Memoria de un olvido, Cernuda [1902-1963] (2002);
Defensa
de dama, de I. Carmona y J. Hinojosa (2002); Mesías, de Steven
Berkoff, (2001). Con Hansgünther Heyme en la dirección de El rey Lear de William
Shakespeare (2003) y con Luis Miguel Cintra, en Comedia sin título de
Federico García Lorca (2006).
Con la compañía Rakatá, ha dirigido Desde
Toledo a Madrid, de Tirso de Molina, y ha sido adjunto a la dirección
de Lawrence Boswell en El Perro del Hortelano de Lope de
Vega, Festival Clásicos en Alcalá de 2007.
Es miembro fundador de la red europea Michael
Chekhov Europe, e imparte habitualmente cursos sobre la técnica de
interpretación Michael Chekhov. Ha sido profesor invitado en el Aula de las Artes del Círculo de Bellas
Artes y la Universidad Carlos III desde 2010.
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